24 de enero de 2014

Historias subterráneas: Cada andén, un homenaje (Parte 2)

Diego Adrián Fernandez - 24 de enero de 2014

Caminando la Ciudad nos volvemos a topar con esas escaleras que descienden a ese laberinto subterráneo, el mundo donde el ir y venir no conoce de barreras ni de pasos a nivel.

Olvidando por un rato las deficiencias del servicio, nos sentamos en los mullidos asientos del primer vagón, y comenzamos a recorrer brevemente su historia, y a reconocer esos nombres que vemos anunciar la estación y que ignoramos a quien o que recuerdan.



Tal y como en la primer entrega, cuando anduvimos por la línea A (VER NOTA), en esta ocasión le toca el turno al segundo tramo, el de la línea B, la Roja (o colorada, como a veces se escucha decir). Esa misma que durante gran parte de su vida transitó sin desviaciones bajo la Avenida Corrientes, desde que parte al lado del Cementerio de la Chacarita, hasta el bajo, en la Avenida Alem y que hoy llega hasta Villa Urquiza, alterando esa cuasi perfección de su trazado.

Además de los ya mencionados, en el medio atraviesa los barrios de Villa Ortúzar, Villa Crespo, Almagro, y Balvanera, hasta llegar a San Nicolás.

Un poco de historia

La segunda línea subterránea de la Ciudad demoraría unos cuantos años en inaugurarse, tras retrasarse su construcción. Desde su aprobación en el Congreso Nacional, en 1912, hasta la firma del convenio para realizar la obra (La concesión se le otorgó a la compañía Lacroze Hermanos), los porteños tuvieron que esperar para verla inaugurada el 17 de Octubre de 1930. A partir de aquí, se inició una década de “fiebre subterránea”, dado el gran crecimiento en lo que refiere a este medio de transporte.
Plano actual (Enero 2014) de la red de subtes de Buenos Aires

El primer tramo partía desde Lacroze hasta Callao. Luego se extendió hasta Pellegrini y, finalmente, hasta Alem. En los últimos 15 años se construyeron 4 estaciones nuevas que van hacia el norte, aunque las 2 que cierran el recorrido sufrieron la desidia de la burocracia política, que las tuvo en el limbo durante varios años, hasta ser inauguradas durante el 2013.
Actualmente, la línea se extiende 13 kilómetros, divididos en 17 estaciones.

El tributo de la línea Roja

Leandro N. Alem

Ubicada en el barrio de San Nicolás (A pocos metros de Puerto Madero), la estación recuerda al creador de la Unión Cívica Radical, Leandro Alem.

Decir el nombre de esta estación nos sale automático, con la ‘N’ en el medio. Sin darnos cuenta, mantenemos un error de la historia. Se creía que el líder radical poseía como segundo nombre de pila Nicéforo, pero no era así. Cuando al firmar colocaba ‘Ln’, como para acortar su primer nombre, se creyó que la ‘n’ correspondía a un segundo, lo cual se popularizó sin que el pudiese hacer mucho para evitarlo.

Florida

La estación obtuvo esa denominación para destacar el triunfo de las fuerzas de Charcas (actual Bolivia) en la batalla de la Florida, en Santa Cruz de la Sierra, contra los realistas, el 25 de Mayo de 1814. Como comandantes se encontraban Ignacio Warnes y Juan Arenales, ambos recordados en calles porteñas.
Peatonal Florida

Carlos Pellegrini

Si alguna vez viajaron en subte hacia el centro, seguramente transitaron por esta estación, el emblema y fiel reflejo del bullicio céntrico. El hecho que combine con las líneas C (Diagonal Norte) y Línea D (9 de Julio), justo debajo del corazón de la Ciudad, donde se erige hacia el cielo el Obelisco Porteño, la convierte en un ir y venir incesante de usuarios.


Carlos Pellegrini – el nombre de la calle lateral que en la superficie cruza a la Avenida Corrientes – fue un político de suma importancia a finales del siglo XIX. Alcanzó la presidencia de la república en 1890, aunque ello fue por haber sido el vice de Miguel Juárez Celman, quien presidía el Ejecutivo y que tuvo que renunciar tras lo que se conoció como la Revolución del Parque, un levantamiento cívico-militar, liderado, entre otros, por quien es recordado en la primera estación del recorrido: Leandro Alem.

Uruguay

Simplemente repite el nombre de la calle que cruza a Corrientes en la superficie y que homenajea al país vecino.

Recuerdo de Borges y Álvarez, los dos emblemáticos personajes encarnados por Olmedo y Porcel.
(Esquina Corrientes y Uruguay)

Callao

Una de las estaciones cuyo nombre el vecino no suele asociar a ningún personaje o suceso en particular. Justamente, su denominación no recuerda a próceres o edificios porteños. Callao es una ciudad portuaria de Perú, y aunque no tiene especial importancia para los argentinos, se decidió homenajear con una estación a esa Ciudad en recuerdo de la resistencia de los peruanos por los ataques realistas a dicho puerto, en pleno proceso independentista en toda la región.

Pasteur

Louis Pasteur fue un reconocido químico francés, cuyos estudios y descubrimientos le dieron a la humanidad, entre muchas otras cosas, el proceso de pasteurización, procedimiento que permite que a los alimentos (En especial los líquitos) se los limpie de cualquier bacteria que puedan poseer.

Pueyrredón

Otra figura protagonista de la vida política de la primera parte del siglo XIX es recordada en esta estación, repitiendo el nombre de la avenida.

Juan Martín de Pueyrredón fue Director Supremo de las Provincias Unidas del Río de la Plata entre 1816 y 1819 (Un sistema de gobierno que se utilizó desde 1814 a 1820).
Aunque tuvo actitudes tibias hacia el nacimiento mismo de la Revolución y no es recordado como un político amigable y justo, apoyó a José de San Martín en su cruzada independentista. No obstante, siendo un defensor del unitarismo porteño, se puede entender que la avenida – y en consecuencia, la estación de subtes – es un tradicional recordatorio que solo encuentra sustento en la vieja concepción centralista de la historia que tenían los porteños.

En esta parte del recorrido, la línea B se cruza con la ‘H’ en su estación Corrientes, inaugurada en el año 2010, y que hasta el día de hoy (Enero 2014) funciona de cabecera para la incompleta línea amarilla.

Carlos Gardel

El zorzal criollo tiene su merecido homenaje gracias a esta estación, ubicada debajo del actual Shopping Abasto, un viejo mercado que, desde 1893 hasta su abandono en 1984, fue un gran proveedor de frutas y vegetales para la población en la Ciudad. Inclusive tiene acceso directo a sus instalaciones desde el túnel donde están las boleterías actuales del subte.

Aunque el barrio es Balvanera, a esta zona se la conoce, sencillamente, como ‘Abasto’.
Fileteado que adorna la pared frente a las boleterías en la estación Gardel

El nombre original de la estación era Agüero, por la calle que cruza Corrientes a esa altura. Luego del fallecimiento trágico del cantante en 1935, se rebautizó a la estación en su honor, ya que desde 1927 Gardel vivió en una casa vecina al mercado. Incluso por ser un vecino reconocido en el barrio, se lo apodó como “el morocho de la Abasto”.

Medrano

Pedro Medrano fue uno de los diputados del Congreso de Tucumán de 1816. Representó a la Provincia de Buenos Aires en ese evento crucial de la historia nacional.

Angel Gallardo

La política vuelve a estar representada en la nomenclatura subterránea con esta estación. Angel Gallardo fue un famoso argentino, doctorado en Ciencias Naturales y experto en entomología (estudio de los insectos), que contribuyó al conocimiento de la división celular y la herencia biológica, lo cual le valió el reconocimiento internacional.

Entre otras cosas, fue Ministro de Relaciones Externas (Canciller) entre 1922 y 1928, y director del Museo de Ciencias Naturales (hoy ubicado en el Parque Centenario). Tal vez lo más reprobable de su trayectoria sea su admiración confesa al dictador italiano Benito Mussolini.

Originalmente la estación se llamó Río de Janeiro, en función de la cercanía de la boca de subte con esa calle (1 cuadra en realidad, luego por la orientación tanto de la Avenida Corrientes como de la misma Río de Janeiro, se alejan)

Malabia/Osvaldo Pugliese

Al igual que con Medrano, la estación que se encuentra debajo del cruce entre Corrientes y Malabia recuerda a José Severo Malabia, representante de Charcas (actual Bolivia) en el Congreso de Tucumán.

Originalmente, esta parte del recorrido se llamó Canning, debido a la avenida homónima que cruza Corrientes una cuadra más adelante. Afortunadamente, la avenida luego cambió su nombre.

Su primitiva denominación recordaba a George Canning, un Ministro de Asuntos Exteriores inglés, que encubrió su intención de “amaestrar” a la naciente Argentina con su apoyo a la causa independentista de las colonias (españolas, claramente)

Fue Perón quien decretó que la avenida recuerde al periodista e historiador Raúl Scalabrini Ortiz (1898 – 1954). Desde entonces Malabia es el nombre de la estación, y aunque luego la Dictadura militar de 1976 restituyó el viejo nombre de Canning, la historia volvió a la normalidad.

Es llamativo, pero los vecinos de Villa Crespo y tantos otros porteños, suelen llamar a este cruce “Canning y Corrientes”. El viejo nombre de la avenida surge más fácil para mencionar.

Osvaldo Pugliese
En 2011, luego de la movida organizada por vecinos, fanáticos y familiares, se le incorporó el nombre de Osvaldo Pugliese (1905 – 1995), en honor a uno de los más famosos exponentes del tango argentino, vecino ilustre del barrio.

Dorrego

Manuel Dorrego fue Gobernador de Buenos Aires (1820 y 1827-1828), y uno de los mayores defensores del federalismo, en plena guerra civil entre las dos facciones: Federales y unitarios.

Los historiadores, en especial los que en los últimos años se encargaron de resaltar su desdibujada imagen, destacan su valor en las guerras de independencia y su honestidad.

Sus ideas contra el unitarismo porteño lo llevaron a la muerte: Juan Lavalle (Quien también es recordado en una calle porteña) lo fusiló sin juicio previo – tal y como se acostumbraba en épocas tan conflictivas - el 13 de Diciembre de 1828.

Federico Lacroze

Debajo del cruce de la Avenida Corrientes y la Avenida Homónima, la estación es de las más concurridas, dado que desde aquí se puede hacer combinación con el tren Urquiza, una gran cantidad de colectivos e incluso se accede al cementerio de la Chacarita.

Fue la histórica cabecera de la línea, desde su inauguración en 1930, hasta que en el año 2003 Los Incas le arrebató ese atributo. Quienes frecuentamos la línea B con cierta regularidad (Este humilde redactor se incluye), sabemos que en las estaciones siguientes es importante evitar /dejar pasar a una formación que previamente haya incorporado a los pasajeros que trasbordaron del tren hacia el subte, ya que esa caudal de gente lo abarrota casi por completo.
Chacarita: De fondo se ve la estación terminal de trenes del Urquiza y el círculo rojo que indica la boca del subte (Al centro y a la izquierda del edificio)

La estación recuerda al empresario ferroviario Federico Lacroze (1838 – 1894). Fue el fundador, junto a su hermano Julio, de la primera línea de tranvía que circuló por la Ciudad, entre Plaza de Mayo y Plaza Miserere.

Dato curioso: es el tío abuelo de la famosa (y ya fallecida) empresaria Amalita Fortabat.

Tronador/Villa Ortúzar

Ya dentro del barrio de Villa Ortúzar (Por eso el “doble nombre”), su nombre remite al Cerro cercano a la ciudad de San Carlos de Bariloche, que al mismo tiempo toma su denominación en función del estruendo que genera el desprendimiento de seracs (Grandes trozos de hielo) de los glaciares que lo recubren.

Los Incas/Parque Chas

Sencillamente un homenaje – al igual que la avenida en la superficie - al imperio americano más grande, el incaico, que dominó una extensa porción del territorio que hoy es Perú, Ecuador y parte de las actuales Chile, Bolivia y Argentina. Es más, la decoración en los pasillos de la estación tiene diseños inspirados en motivos precolombinos (Etapa histórica desde los primeros poblados hasta antes de la llegada de los europeos) que recuerdan a la cultura andina.

La doble denominación se estableció luego que en 2006 Parque Chas recuperara su categoría de barrio oficial de la Ciudad de Buenos Aires.

Echeverría

Las últimas dos estaciones del recorrido son una polémica en sí mismas. Tanto Echeverría como Rosas se hicieron famosas durante mucho tiempo por ser “esas estaciones de la línea B que siguen sin inaugurarse”. Esto se generó hace tiempo atrás, ya que ambos andenes estuvieron “relativamente listos” para inaugurarse mucho antes de la fecha en que finalmente abrieron (26 de Julio del 2013)

La falta de formaciones para mantener una frecuencia “aceptable”, la puja entre el Gobierno Nacional y el de la Ciudad en lo que refiere a detalles de las obras, la seguridad y los costos, retrasaron su uso hasta niveles irritables. Incluso llegaron a cerrarse durante unos días luego de su flamante – y muy discutida – apertura.

Esta estación en particular recuerda al poeta romántico José Esteban Antonio Echeverría Espinosa (Nombres largos si los solía haber), un pensador de relevante importancia durante parte del siglo XIX, integrante de la Generación del 37, aquel joven grupo de universitarios e intelectuales que pensaron un país a partir de los ideales revolucionarios de 1810.

Juan Manuel de Rosas

Además de la polémica que se generó por la extrema demora en su apertura, la estación que cierra la línea B de subtes es la que suscitó mayor debate. La figura de Juan Manuel de Rosas es sinónimo de encendidas discusiones históricas, y la misma despierta defensas y ataques por igual.

Hay quienes lo remueven de la categoría de “prócer”, dado su particular y cruel sistema de gobierno: centralizado, censor de la oposición y, más allá de su origen federal, el hecho de haber sido gobernador de Buenos Aires, terminó por gestar en él cierto comportamiento unitario, al punto tal de enfrentarlo con varios de los caudillos provinciales (De hecho, el mito histórico marca que fue Rosas quien mandó matar al caudillo riojano Facundo Quiroga)

En los últimos años, una nueva oleada de revisionistas históricos resaltó su figura, en especial a partir de su accionar durante la batalla de la Vuelta de Obligado, cuando su gobierno se enfrentó al bloqueo naval Anglo-francés (1845), al cual logró repeler (Más a nivel diplomático en vez del militar)

De hecho, esa fecha se instituyó hace pocos años en feriado nacional (Móvil, como casi todos los feriados en Argentina)

La polémica no se detiene allí: Esa estación tenía previamente reservado el nombre de Villa Urquiza, dada su ubicación (en ese barrio justamente), pero se desestimó esta posibilidad, con la excusa de no repetir nombres en la toponimia subterránea (Una estación de la línea E se llama General Urquiza).

Un justificativo poco entendible: Callao y Pueyrredón se repiten ambas en la línea B y la D, e Independencia en la C y la E.

Lo que sí es cierto es que Rosas no tiene homenaje en las calles porteñas. Lo tuvo, cuando en la década del ’70 la avenida Monroe (Ex presidente norteamericano) fue reemplazada con el recuerdo de don Juan Manuel, hasta que el proceso de Reorganización Nacional (La dictadura del ’76) volvió para atrás esa resolución e hizo prevalecer el nombre Monroe.

(Para ver más sobre la vida y obra de Rosas, ver “La historia en nuestras manos, parte V”)



El recorrido culmina con este interesante repaso por la historia. No se ustedes, pero a mi en particular me atrae pulular por nuestros caminos, en este caso la red de subtes, y pensar quien fue, que es o que recordamos en cada cartel. Una aventura que seguirá en la próxima entrega, cuando nos sumerjamos para un viaje ida y vuelta por el centro porteño.