Caminando la Ciudad nos volvemos a topar
con esas escaleras que descienden a ese laberinto subterráneo, el mundo donde
el ir y venir no conoce de barreras ni de pasos a nivel.
Olvidando por un rato las
deficiencias del servicio, nos sentamos en los mullidos asientos del primer
vagón, y comenzamos a recorrer brevemente su historia, y a reconocer esos
nombres que vemos anunciar la estación y que ignoramos a quien o que recuerdan.
Tal y como en la primer entrega,
cuando anduvimos por la línea A (VER NOTA), en esta ocasión le toca el turno al
segundo tramo, el de la línea B, la
Roja (o colorada, como a veces se escucha decir). Esa misma
que durante gran parte de su vida transitó sin desviaciones bajo la Avenida Corrientes ,
desde que parte al lado del Cementerio de la Chacarita , hasta el
bajo, en la Avenida Alem
y que hoy llega hasta Villa Urquiza, alterando esa cuasi perfección de su
trazado.
Además de los ya mencionados, en
el medio atraviesa los barrios de Villa Ortúzar, Villa Crespo, Almagro, y Balvanera,
hasta llegar a San Nicolás.
Un poco de historia
La segunda línea subterránea de la Ciudad demoraría unos
cuantos años en inaugurarse, tras retrasarse su construcción. Desde su
aprobación en el Congreso Nacional, en 1912, hasta la firma del convenio para
realizar la obra (La concesión se le otorgó a la compañía Lacroze Hermanos),
los porteños tuvieron que esperar para verla inaugurada el 17 de Octubre de 1930. A partir de aquí, se inició una década de “fiebre subterránea”,
dado el gran crecimiento en lo que refiere a este medio de transporte.
Plano actual (Enero 2014) de la red de subtes de Buenos Aires |
El primer tramo partía desde
Lacroze hasta Callao. Luego se extendió hasta Pellegrini y, finalmente, hasta
Alem. En los últimos 15 años se construyeron 4 estaciones nuevas que van hacia
el norte, aunque las 2 que cierran el recorrido sufrieron la desidia de la
burocracia política, que las tuvo en el limbo durante varios años, hasta ser
inauguradas durante el 2013.
Actualmente, la línea se extiende
13 kilómetros ,
divididos en 17 estaciones.
El tributo de la línea Roja
Leandro N. Alem
Ubicada en el barrio de San
Nicolás (A pocos metros de Puerto Madero), la estación recuerda al creador de la Unión Cívica Radical,
Leandro Alem.
Decir el nombre de esta estación
nos sale automático, con la ‘N’ en el medio. Sin darnos cuenta, mantenemos un
error de la historia. Se creía que el líder radical poseía como segundo nombre
de pila Nicéforo, pero no era así. Cuando al firmar colocaba ‘Ln’, como para
acortar su primer nombre, se creyó que la ‘n’ correspondía a un segundo, lo
cual se popularizó sin que el pudiese hacer mucho para evitarlo.
Florida
La estación obtuvo esa
denominación para destacar el triunfo de las fuerzas de Charcas (actual
Bolivia) en la batalla de la
Florida , en Santa Cruz de la Sierra , contra los
realistas, el 25 de Mayo de 1814. Como comandantes se encontraban Ignacio
Warnes y Juan Arenales, ambos recordados en calles porteñas.
Peatonal Florida |
Carlos Pellegrini
Si alguna vez viajaron en subte
hacia el centro, seguramente transitaron por esta estación, el emblema y fiel
reflejo del bullicio céntrico. El hecho que combine con las líneas C (Diagonal
Norte) y Línea D (9 de Julio), justo debajo del corazón de la Ciudad , donde se erige
hacia el cielo el Obelisco Porteño, la convierte en un ir y venir incesante de
usuarios.
Carlos Pellegrini – el nombre de
la calle lateral que en la superficie cruza a la Avenida Corrientes
– fue un político de suma importancia a finales del siglo XIX. Alcanzó la
presidencia de la república en 1890, aunque ello fue por haber sido el vice de
Miguel Juárez Celman, quien presidía el Ejecutivo y que tuvo que renunciar tras
lo que se conoció como la
Revolución del Parque, un levantamiento cívico-militar,
liderado, entre otros, por quien es recordado en la primera estación del
recorrido: Leandro Alem.
Uruguay
Simplemente repite el nombre de
la calle que cruza a Corrientes en la superficie y que homenajea al país
vecino.
Recuerdo de Borges y Álvarez, los dos emblemáticos personajes encarnados por Olmedo y Porcel. (Esquina Corrientes y Uruguay) |
Callao
Una de las estaciones cuyo nombre
el vecino no suele asociar a ningún personaje o suceso en particular.
Justamente, su denominación no recuerda a próceres o edificios porteños. Callao
es una ciudad portuaria de Perú, y aunque no tiene especial importancia para
los argentinos, se decidió homenajear con una estación a esa Ciudad en recuerdo
de la resistencia de los peruanos por los ataques realistas a dicho puerto, en
pleno proceso independentista en toda la región.
Pasteur
Louis Pasteur fue un reconocido
químico francés, cuyos estudios y descubrimientos le dieron a la humanidad,
entre muchas otras cosas, el proceso de pasteurización, procedimiento que
permite que a los alimentos (En especial los líquitos) se los limpie de
cualquier bacteria que puedan poseer.
Pueyrredón
Otra figura protagonista de la
vida política de la primera parte del siglo XIX es recordada en esta estación,
repitiendo el nombre de la avenida.
Juan Martín de Pueyrredón fue
Director Supremo de las Provincias Unidas del Río de la Plata entre 1816 y 1819 (Un
sistema de gobierno que se utilizó desde 1814 a 1820).
Aunque tuvo actitudes tibias hacia
el nacimiento mismo de la
Revolución y no es recordado como un político amigable y
justo, apoyó a José de San Martín en su cruzada independentista. No obstante,
siendo un defensor del unitarismo porteño, se puede entender que la avenida – y
en consecuencia, la estación de subtes – es un tradicional recordatorio que
solo encuentra sustento en la vieja concepción centralista de la historia que
tenían los porteños.
En esta parte del recorrido, la
línea B se cruza con la ‘H’ en su estación Corrientes, inaugurada en el año
2010, y que hasta el día de hoy (Enero 2014) funciona de cabecera para la
incompleta línea amarilla.
Carlos Gardel
El zorzal criollo tiene su
merecido homenaje gracias a esta estación, ubicada debajo del actual Shopping
Abasto, un viejo mercado que, desde 1893 hasta su abandono en 1984, fue un gran
proveedor de frutas y vegetales para la población en la Ciudad. Inclusive
tiene acceso directo a sus instalaciones desde el túnel donde están las
boleterías actuales del subte.
Aunque el barrio es Balvanera, a
esta zona se la conoce, sencillamente, como ‘Abasto’.
Fileteado que adorna la pared frente a las boleterías en la estación Gardel |
El nombre original de la estación
era Agüero, por la calle que cruza Corrientes a esa altura. Luego del
fallecimiento trágico del cantante en 1935, se rebautizó a la estación en su
honor, ya que desde 1927 Gardel vivió en una casa vecina al mercado. Incluso
por ser un vecino reconocido en el barrio, se lo apodó como “el morocho de la Abasto ”.
Medrano
Pedro Medrano fue uno de los
diputados del Congreso de Tucumán de 1816. Representó a la Provincia de Buenos
Aires en ese evento crucial de la historia nacional.
Angel Gallardo
La política vuelve a estar
representada en la nomenclatura subterránea con esta estación. Angel Gallardo
fue un famoso argentino, doctorado en Ciencias Naturales y experto en
entomología (estudio de los insectos), que contribuyó al conocimiento de la
división celular y la herencia biológica, lo cual le valió el reconocimiento
internacional.
Entre otras cosas, fue Ministro
de Relaciones Externas (Canciller) entre 1922 y 1928, y director del Museo de
Ciencias Naturales (hoy ubicado en el Parque Centenario). Tal vez lo más
reprobable de su trayectoria sea su admiración confesa al dictador italiano
Benito Mussolini.
Originalmente la estación se
llamó Río de Janeiro, en función de la cercanía de la boca de subte con esa
calle (1 cuadra en realidad, luego por la orientación tanto de la Avenida Corrientes
como de la misma Río de Janeiro, se alejan)
Malabia/Osvaldo Pugliese
Al igual que con Medrano, la estación
que se encuentra debajo del cruce entre Corrientes y Malabia recuerda a José
Severo Malabia, representante de Charcas (actual Bolivia) en el Congreso de
Tucumán.
Originalmente, esta parte del
recorrido se llamó Canning, debido a la avenida homónima que cruza Corrientes
una cuadra más adelante. Afortunadamente, la avenida luego cambió su nombre.
Su primitiva denominación
recordaba a George Canning, un Ministro de Asuntos Exteriores inglés, que
encubrió su intención de “amaestrar” a la naciente Argentina con su apoyo a la
causa independentista de las colonias (españolas, claramente)
Fue Perón quien decretó que la
avenida recuerde al periodista e historiador Raúl Scalabrini Ortiz (1898 –
1954). Desde entonces Malabia es el nombre de la estación, y aunque luego la Dictadura militar de
1976 restituyó el viejo nombre de Canning, la historia volvió a la normalidad.
Es llamativo, pero los vecinos de
Villa Crespo y tantos otros porteños, suelen llamar a este cruce “Canning y
Corrientes”. El viejo nombre de la avenida surge más fácil para mencionar.
Osvaldo Pugliese |
En 2011, luego de la movida
organizada por vecinos, fanáticos y familiares, se le incorporó el nombre de
Osvaldo Pugliese (1905 – 1995), en honor a uno de los más famosos exponentes
del tango argentino, vecino ilustre del barrio.
Dorrego
Manuel Dorrego fue Gobernador de
Buenos Aires (1820 y 1827-1828), y uno de los mayores defensores del
federalismo, en plena guerra civil entre las dos facciones: Federales y
unitarios.
Los historiadores, en especial
los que en los últimos años se encargaron de resaltar su desdibujada imagen,
destacan su valor en las guerras de independencia y su honestidad.
Sus ideas contra el unitarismo
porteño lo llevaron a la muerte: Juan Lavalle (Quien también es recordado en
una calle porteña) lo fusiló sin juicio previo – tal y como se acostumbraba en
épocas tan conflictivas - el 13 de Diciembre de 1828.
Federico Lacroze
Debajo del cruce de la Avenida Corrientes
y la Avenida Homónima ,
la estación es de las más concurridas, dado que desde aquí se puede hacer
combinación con el tren Urquiza, una gran cantidad de colectivos e incluso se
accede al cementerio de la
Chacarita.
Fue la histórica cabecera de la
línea, desde su inauguración en 1930, hasta que en el año 2003 Los Incas le
arrebató ese atributo. Quienes frecuentamos la línea B con cierta regularidad
(Este humilde redactor se incluye), sabemos que en las estaciones siguientes es
importante evitar /dejar pasar a una formación que previamente haya incorporado
a los pasajeros que trasbordaron del tren hacia el subte, ya que esa caudal de
gente lo abarrota casi por completo.
Chacarita: De fondo se ve la estación terminal de trenes del Urquiza y el círculo rojo que indica la boca del subte (Al centro y a la izquierda del edificio) |
La estación recuerda al
empresario ferroviario Federico Lacroze (1838 – 1894). Fue el fundador, junto a
su hermano Julio, de la primera línea de tranvía que circuló por la Ciudad , entre Plaza de Mayo
y Plaza Miserere.
Dato curioso: es el tío abuelo de
la famosa (y ya fallecida) empresaria Amalita Fortabat.
Tronador/Villa Ortúzar
Ya dentro del barrio de Villa
Ortúzar (Por eso el “doble nombre”), su nombre remite al Cerro cercano a la
ciudad de San Carlos de Bariloche, que al mismo tiempo toma su denominación en
función del estruendo que genera el desprendimiento de seracs (Grandes trozos
de hielo) de los glaciares que lo recubren.
Los Incas/Parque Chas
Sencillamente un homenaje – al
igual que la avenida en la superficie - al imperio americano más grande, el
incaico, que dominó una extensa porción del territorio que hoy es Perú, Ecuador
y parte de las actuales Chile, Bolivia y Argentina. Es más, la decoración en
los pasillos de la estación tiene diseños inspirados en motivos precolombinos
(Etapa histórica desde los primeros poblados hasta antes de la llegada de los
europeos) que recuerdan a la cultura andina.
La doble denominación se
estableció luego que en 2006 Parque Chas recuperara su categoría de barrio
oficial de la Ciudad
de Buenos Aires.
Echeverría
Las últimas dos estaciones del
recorrido son una polémica en sí mismas. Tanto Echeverría como Rosas se
hicieron famosas durante mucho tiempo por ser “esas estaciones de la línea B
que siguen sin inaugurarse”. Esto se generó hace tiempo atrás, ya que ambos
andenes estuvieron “relativamente listos” para inaugurarse mucho antes de la
fecha en que finalmente abrieron (26 de Julio del 2013)
La falta de formaciones para
mantener una frecuencia “aceptable”, la puja entre el Gobierno Nacional y el de
la Ciudad en
lo que refiere a detalles de las obras, la seguridad y los costos, retrasaron
su uso hasta niveles irritables. Incluso llegaron a cerrarse durante unos días
luego de su flamante – y muy discutida – apertura.
Esta estación en particular
recuerda al poeta romántico José Esteban Antonio Echeverría Espinosa (Nombres
largos si los solía haber), un pensador de relevante importancia durante parte
del siglo XIX, integrante de la
Generación del 37, aquel joven grupo de universitarios e
intelectuales que pensaron un país a partir de los ideales revolucionarios de
1810.
Juan Manuel de Rosas
Además de la polémica que se
generó por la extrema demora en su apertura, la estación que cierra la línea B
de subtes es la que suscitó mayor debate. La figura de Juan Manuel de Rosas es
sinónimo de encendidas discusiones históricas, y la misma despierta defensas y
ataques por igual.
Hay quienes lo remueven de la
categoría de “prócer”, dado su particular y cruel sistema de gobierno:
centralizado, censor de la oposición y, más allá de su origen federal, el hecho
de haber sido gobernador de Buenos Aires, terminó por gestar en él cierto
comportamiento unitario, al punto tal de enfrentarlo con varios de los
caudillos provinciales (De hecho, el mito histórico marca que fue Rosas quien
mandó matar al caudillo riojano Facundo Quiroga)
En los últimos años, una nueva
oleada de revisionistas históricos resaltó su figura, en especial a partir de
su accionar durante la batalla de la
Vuelta de Obligado, cuando su gobierno se enfrentó al bloqueo
naval Anglo-francés (1845), al cual logró repeler (Más a nivel diplomático en
vez del militar)
De hecho, esa fecha se instituyó
hace pocos años en feriado nacional (Móvil, como casi todos los feriados en
Argentina)
La polémica no se detiene allí:
Esa estación tenía previamente reservado el nombre de Villa Urquiza, dada su
ubicación (en ese barrio justamente), pero se desestimó esta posibilidad, con
la excusa de no repetir nombres en la toponimia subterránea (Una estación de la
línea E se llama General Urquiza).
Un justificativo poco entendible:
Callao y Pueyrredón se repiten ambas en la línea B y la D , e Independencia en la C y la E.
Lo que sí es cierto es que Rosas
no tiene homenaje en las calles porteñas. Lo tuvo, cuando en la década del ’70
la avenida Monroe (Ex presidente norteamericano) fue reemplazada con el
recuerdo de don Juan Manuel, hasta que el proceso de Reorganización Nacional
(La dictadura del ’76) volvió para atrás esa resolución e hizo prevalecer el
nombre Monroe.
(Para ver más sobre la vida y
obra de Rosas, ver “La historia en nuestras manos, parte V”)
El recorrido culmina con este
interesante repaso por la historia. No se ustedes, pero a mi en particular me
atrae pulular por nuestros caminos, en este caso la red de subtes, y pensar
quien fue, que es o que recordamos en cada cartel. Una aventura que seguirá en la
próxima entrega, cuando nos sumerjamos para un viaje ida y vuelta por el centro
porteño.