Comenzó el 31 de marzo, y se extiende hasta el 6 de Abril. Por ley
número 2943, del año 2008, se establecen esos 7 días para entender que el uso
indiscriminado del agua es sinónimo de derroche y desinterés por proteger el mayor
recurso que posee el planeta.
Contaminar el agua es un delito
contra la naturaleza y la vida. Pero en Argentina, y particularmente en la Ciudad de Buenos Aires y el
área Metropolitana, eso constituye un “hecho más” de la cotidianeidad. No hay
sanciones, no hay concientización, y el grueso de la sociedad parece no tener
interés en entender que tan importante es cuidar la frescura y la pureza del
agua.
En general, la actitud de la
comunidad respecto a la protección de la ecología en general no es el que se
corresponde con el de un pueblo, ciudad o región que debería entender que la sana
calidad de vida parte desde el entorno en el que se mueve día a día.
La falta de espacios verdes y el
descuido con el manejo de los residuos y las acciones anti-higiénicas
cotidianas es funcional a un modo de vivir que dista de ser el más sano para
crecer y vivir. El derroche del agua se enmarca perfectamente en esta
lamentable predisposición.
Hoy en día es el petróleo la
pasión que deslumbra a los estados nacionales y que impulsa todo esfuerzo
económico y el desembolso de millones y millones en explotarlo, encontrarlo, o
comprarlo. Es lógico. Corresponde a la dinámica comercial mundial. Pero el
mayor recurso que, en un futuro no muy lejano ganará las primeras planas de interés,
es el que hoy es despreciado: El agua.
No solamente las autoridades
miran con cierta naturalidad al agua, como si se tratase del aire que
respiramos (Aunque ni siquiera esa pobre actitud sirve para evitar que existan
los Riachuelos en todo el país y que se achiquen las reservas naturales)
La sociedad en su conjunto tiende
a pensar que el agua ‘siempre está y estará ahí’. Correrán los ríos, nos
daremos una ducha, y saldrá por la canilla. Muy simple. Y muy erróneo.
¡Debemos tener en claro que hay
que ser respetuoso con la naturaleza y sus recursos!
¿Cómo podemos colaborar?
Cuidando al agua. Cuando nos
lavamos las manos y los dientes, cuando querramos limpiar las veredas o nuestro
propio vehículo. ¡No derrochemos el mayor y más puro recurso con el que
contamos!
Estamos a tiempo de cambiar.
Solamente hay que decidirse a empezar.