22 de octubre de 2014

Antes de fin de año, el gobierno porteño deberá sanear el “Elefante Blanco”

Diego Adrián Fernandez - 22 de octubre de 2014

NOTA: SANTIAGO ARGUTO
Colaboración: Iván Tangir

Esta construcción, conocida popularmente como “Elefante Blanco” quedó abandonado en 1955, cuando el gobierno de facto autodenominado "Revolución Libertadora" frenó la construcción de lo que iba a ser el mayor hospital de Latinoamérica para combatir enfermedades infecciosas.

El edificio, ubicado en el cruce de las avenidas Eva Perón y Piedrabuena (Límite entre Lugano y Mataderos), está actualmente ocupado por cerca de 400 personas, de los cuales el 47,1 por ciento son niños y adolescentes que viven en 75 casillas precarias construidas en los recovecos del inmueble, de acuerdo a un relevamiento de la Defensoría General de la Ciudad. Allí hay un gigantesco basural a cielo abierto, en donde abundan los roedores en medio de aguas servidas, ya que los habitantes no tienen cloacas y se proveen de agua de un tanque lleno de suciedad. La construcción tiene 16 pisos en total, de los cuales hasta el tercero está habitado.


El lunes 9 de septiembre, la jueza en lo Contencioso, Administrativo y Tributario Elena Liberatori, tras haberse pronunciado a fines de 2013 con una medida cautelar, citó en audiencia pública a funcionarios del Gobierno porteño, entre ellos, a miembros del Ministerio de Desarrollo Social, de la Secretaría de Hábitat y de la Unidad de Gestión de Intervención Social (Ugis), en presencia de representantes del barrio, como los delegados Gustavo Serra y Andrea Penayo, para que dieran cuenta de los avances de obra y de las maniobras de saneamiento del espacio, mientras unos 100 vecinos –muchas mamás con bebés en brazos– esperaban noticias en la vereda de Avenida de Mayo 654, domicilio, precisamente, del Juzgado número 4.

La audiencia se realizó en el marco de una acción de amparo promovida por la Defensoría General porteña y tras la inspección que la propia jueza hizo en abril al lugar, donde comprobó la falta de agua potable y la invasión de ratas en un gigantesco basural que hay en el subsuelo del edificio, entre otras carencias que sufren sus habitantes.

El problema de los habitantes del “Elefante Blanco”, que forma parte del predio de la Villa 15, también conocida como Ciudad Oculta, se hizo visible en 2011, cuando los vecinos se movilizaron a raíz de un incendio en el que se destruyeron varias casillas.
Según un relevamiento de la Defensoría General de la Ciudad, el 41,4 por ciento de los habitantes del edificio no percibe ningún tipo de cobertura social, el 60 por ciento vive en situación de hacinamiento crítico y sólo el 62,5 por ciento de los chicos de 3 a 5 años asiste al nivel inicial. Dentro del “Elefante Blanco”, los vecinos que tienen trabajo lo tienen de manera informal (la tasa de empleo oscila el 23 por ciento). Los varones suelen dedicarse a la construcción y las mujeres al servicio doméstico.

Además de problemas respiratorios, que conforman la mayoría de los casos de personas enfermas, la Defensoría detectó problemas dermatológicos en unidades linderas a los basurales por picaduras de insectos y problemas digestivos.

El crecimiento demográfico en el inmueble tiene relación con que muchos niños que crecieron allí ahora formaron sus propias familias y construyeron nuevas viviendas, en realidad subdivisiones en las casas de sus padres, en algunas de las cuales hay hasta cuatro espacios distintos.
Los vecinos venían denunciando que están viviendo en condiciones edilicias y sanitarias insostenibles. En el barrio es común ver chicos padeciendo enfermedades respiratorias, trastornos gástricos y alteraciones dermatológicas, como ronchas y sarpullidos, provocados por la contaminación que trae aparejada la acumulación de basura y agua en los dos subsuelos del edificio.

Finalmente, la Justicia porteña le dio un plazo de 60 días al Gobierno de la Ciudad para que limpie y sanee los subsuelos inundados y repletos de basura y que acredite, a su vez, las obras que se comprometió a llevar adelante tras la cautelar que lo instaba a mejorar las condiciones, fundamentalmente de salubridad, del Elefante Blanco, donde hoy habitan 312 personas, de las cuales alrededor de 200 son chicos. Además de documentar las obras proyectadas para el barrio, la jueza le ordenó al Gobierno porteño nombrar un coordinador que concentre toda la información vinculada a los avances.