5 de diciembre de 2014

No hay mejor sentimiento que ayudar

Diego Adrián Fernandez - 5 de diciembre de 2014

COMUNICADO DE PRENSA

Cruz Roja Argentina en el Día Internacional de los Voluntarios
(Web)
En el Día Internacional de los Voluntarios, que se celebra el 5 de diciembre, la Federación Internacional de Sociedades de la Cruz Roja y de la Media Luna Roja (FICR) reclama una mayor protección a los voluntarios y voluntarias frente a los crecientes riesgos que afrontan y un mayor reconocimiento por la importante labor que llevan a cabo en sus comunidades.

Cerca de 17 millones de personas son voluntarias de la Cruz Roja en todo el mundo, mientras que en Argentina alrededor de 10.000 personas participan solidariamente de sus acciones.

El compromiso voluntario se materializa en las actividades enmarcadas en los distintos ejes estratégicos de la Cruz Roja Argentina, que incluyen: gestión del riesgo de emergencias y desastres, promoción de la salud, servicios educativos y primeros auxilios. “El voluntariado es la fuerza que anima a la Cruz Roja desde su creación. Hace ya más de 150 años que venimos brindando asistencia a millones de personas en situación de vulnerabilidad, promoviendo el desarrollo de las comunidades y aportando a mejorar la vida de quienes que más lo necesitan. Todo ello es posible gracias a la vocación humanitaria de aquellos que se involucran de forma desinteresada para ayudar a otros”, expresó Cecilia Villafañe, directora general de la organización.   
“Uno llega sin saber siquiera la dirección de su filial, y se queda cuando ve que no hay mejor sentimiento que ayudar. Cuando yo llegué me di cuenta que ese era mi lugar”, cuenta Mariano Bello, de 25 años, voluntario de la filial Luján de la Cruz Roja desde 2009.

En la inundación ocurrida en esa localidad a fines de octubre pasado, 35 familias fueron asistidas a través de apoyo psicosocial, recreación para niños/as y primeros auxilios. En la intervención estuvieron comprometidas las filiales de Lujan, Zarate, La Plata y Saavedra y participaron más de 60 voluntarios y voluntarias.
Sobre lo ocurrido en su ciudad, Bello señaló: “la lamentable situación que pasamos hace poco nos permitió aprender muchas cosas y darnos el sostén para reafirmar una vez más porque nos seguimos quedando, porque seguimos eligiendo ayudar.
A diario hay cientos de personas voluntarias de la la Cruz Roja o la Media Roja involucrados/as en situaciones de riesgo. En término medio, cada semana en algún lugar del mundo, un voluntario de la organización muere o resulta gravemente herido mientras realiza su labor humanitaria. Por esa razón, el mensaje de la Federación Internacional de Sociedades de la Cruz Roja y de la Media Luna Roja (FICR) para el Día Internacional de los Voluntarios este año apunta a la protección y el reconocimiento de esa labor.

Desde que comenzó el conflicto armado en Siria, casi 4 años atrás, 47 voluntarios de la Media Luna Roja murieron en actos de servicio y muchos más sufrieron heridas físicas y emocionales mientras prestaban una ayuda neutral e imparcial en comunidades afectadas. En África Occidental, donde las organizaciones humanitarias afrontan el mayor brote de Ébola de la historia, muchos voluntarios que colaboran en la respuesta se enfrentan al creciente estigma y rechazo de su propia comunidad por participar en la lucha contra el virus.

“Los entornos humanitarios del mundo son cada vez más complejos y el voluntariado se vuelve más difícil y también más peligroso. En muchos casos, enfrentan sus propios traumas y dificultades significativas, por lo cual, pueden ser tan vulnerables como las personas a quienes apoyan. Por eso tenemos que protegerlos”, señaló Elhadj As Sy, Secretario General de la FICR.

Durante las crisis y emergencias humanitarias, las Sociedades Nacionales de la Cruz Roja y de la Media Luna Roja suelen registrar un enorme aumento del número de voluntarios que se inscriben para asistir y socorrer a las comunidades afectadas. Los voluntarios necesitan contar con el apoyo de los gobiernos, las organizaciones donde trabajan y las comunidades donde viven. También requieren capacitación, reconocimiento y protección en su labor, así como acceso al equipo de protección que necesitan, un seguro apropiado y, más que nada, un constante apoyo psicológico y personal.