Nota: Florencia Ferretto
Estudiante de Comunicación Social en la Universidad Austral - Twitter @florferretto - Mail: flor.f.2893@hotmail.com
El cierre de varios centros Culturales independientes en la
Ciudad provocó la reacción de artistas, vecinos y de diputados de la oposición,
lo cual generó la presentación inmediata de proyectos de ley para una actividad
que, increíblemente, no tiene regulación ni amparo legal específico.
Con
las modificaciones necesarias, el proyecto de Ley de Centros Culturales,
impulsado por MECA (Movimiento de Espacios Culturales Autogestionados) reconocerá
y beneficiará tanto a los espacios con fines de lucro como a los que admitan
una actividad sin estos.
"En este último mes y medio una treintena
de centros culturales fueron clausurados sin motivo", declaró Matías Bustelo, portavoz de Nuestra América,
un espacio político cultural con sede en Barracas.
El
pasado jueves 4 de septiembre, la Asamblea de Espacios Culturales en Lucha, conformada por el Frente de Artistas,
ENECA y otras asociaciones, suspendió una intervención artística prevista por
el fallecimiento de Gustavo Cerati. Para
visibilizar su posición respecto al proyecto de Ley de Centros Culturales
presentado por el interbloque kirchnerista el viernes 29 de agosto, la Asamblea
había convocado a artistas y ciudadanos frente a la Legislatura Porteña.
“Las clausuras en nombre del Gobierno de
la Ciudad de Buenos Aires obedecen a una política. Es ingenuo creer que el
macrismo no tiene ninguna política cultural. La tiene y tiende a que su acceso
sea posible para el bolsillo de unos pocos”, dijo Bustelo en nombre de la Asamblea.
MECA,
junto con Abogados Culturales y legisladores del Frente Para La Victoria y
Proyecto Sur, impulsaron el proyecto de
Ley de Centros Culturales que tiene como objetivo la habilitación de los
centros. El movimiento nació por inquietudes y problemáticas similares
derivadas del vacío legal que existe
para la regulación de estos espacios.
Claudio
Gorenman, portavoz de MECA y uno de los fundadores del Club Cultural Matienzo,
para diferenciarse de la Asamblea, planteó: “ENECA
quiere una especie de amnistía absoluta, una vía libre para no estar bajo la
órbita de la Agencia Gubernamental de Controles (AGC). Como idea está bien,
pero reglamentar eso puede tardar cinco años y nosotros lo
que necesitamos, primero que nada, es la habilitación. No es crear un parche
sino tener una ley que le implique alguna responsabilidad a quien abre el
espacio”.
Sin
embargo, no todo el sector cultural se incluye en
dichas condiciones. “Esta ley es
perjudicial incluso para aquellos que admiten ser cooperativas de artistas, por
eso, para mí, esta ley es mala”, dijo Lucía, de Compadres del Horizonte, y
añadió: “En ENECA el consenso es que no
vamos a sacar una ley de debajo de la baldosa. El problema es político, un
proyecto nuestro hoy no sale. A MECA le está saliendo pero si están planteando una ley, el ámbito de discusión tiene que abrirse
más”.
El
proyecto de ley propuesto entiende por “Centro
Cultural” y “Club de Cultura”, a espacios en los que se realicen
manifestaciones artísticas que signifiquen espectáculos con participación real
y directa de intérpretes, en cualquiera de sus modalidades y en los que se
tomen en cuenta únicamente la calidad del espectáculo o el interés de este como
vehículo difusor de cultura.
Una de las láminas armadas por la Asamblea |
Respecto
a esta definición, Esteban Sambuseti, miembro de la Asamblea, plantea: “no contempla la diversidad de espacios que
hoy actúan en la Ciudad; impone una injerencia de la AGC (Agencia Gubernamental
de Control) que nos aleja del vínculo con el Ministerio de Cultura, con quien
tendríamos que tenerlo, y no conlleva un plan de fomento que estimule y promueva
el desarrollo de los espacios culturales sin fines de lucro”.
“Nosotros entendemos que el Estado
tendría que hacerse cargo del desarrollo de la cultura y de las condiciones que
la hacen propicia”, afirmó Martín
Cardozo, miembro del Frente de Artistas, organización ligada al Partido Obrero.
Los objetivos que persiguen ambos
colectivos son los mismos: la
visibilidad de sus propuestas frente al proyecto de Ley, la apertura de los
centros clausurados, presupuesto para la refacción de los espacios y que se
reconozcan todos los derechos a los trabajadores de los centros y clubes.
La Asamblea de Espacios Culturales en
Lucha prevé proponer un nuevo proyecto de ley alternativo al ya presentado por
MECA y pretenden que entre en
comisión en la reunión de asesores realizada cada martes de por medio en la
Legislatura.
Todo
esto operó a raíz de las últimas movilizaciones en contra de las clausuras y se
gestó a la espera del inicio del primer Festival
de Cultura Autogestionada, conocido como FeCA, organizado hace 10 meses por
productores culturales y un equipo independiente de trabajo. Participan 64 espacios y comenzó el domingo
21 de septiembre. Sus actividades se extienden hasta el domingo 28, fecha en se
realizará un festival de cierre en el Parque Avellaneda desde las 16 horas.
Sebastián
Carril es uno de los organizadores del festival. Como gestor cultural, hizo
hincapié en que la realidad de la regulación y las clausuras, si bien los
atraviesa, “no da nacimiento al festival,
sino que este se generó por la inquietud que suponía el desafío de ofrecer en
simultáneo más de 200 shows y actividades culturales en toda la ciudad”.