23 de noviembre de 2013

El lunfardo: Ese sello distintivo del porteño

Diego Adrián Fernandez - 23 de noviembre de 2013

Nota: Pablo Müller



En la Ciudad se distinguen escuelas especializadas que enseñan a turistas las expresiones de la calle, malas palabras y el lunfardo básico porteño.

"No se enoja, se calienta. No se burla, te bardea. Así es el argentino", se puede leer en los escalones de mármol blanco cuando uno ingresa a 'Vos, Club Cultural de Español', una escuela de Buenos Aires que decidió apostar por una propuesta diferente: hacer del chamuyo el sello distintivo del porteño.

El lunfardo es una jerga originada y desarrollada en la Ciudad de Buenos Aires, capital de la República Argentina, y su conurbano, y de allí extendida en no muchos años a otras ciudades cercanas. El principal recurso del lunfardo consiste en emplear palabras desplazadas semánticamente de lo que significan en español. La connotación se inspira en una relación, que puede ser física o espiritual, por lo que muchas veces puede ser deducida del contexto, aunque no se observe unanimidad en su utilización por parte de todos los hablantes. Toda connotación produce a la vez una metáfora.

"Muchos podrían pensar que les enseñamos a los extranjeros cómo hacer para levantarse a una mina, pero no es así, el chamuyo se trata de charlar. Desde un comienzo lo que buscamos fue vender lo que somos los argentinos, dar a entender nuestra idiosincrasia a través de la lengua y la cultura", dice Magdalena Cambiasso, directora de la institución.
En la escuela, que es miembro de la Asociación de Centros de Idiomas (SEA), se dictan clases regulares, intensivas y privadas de español, y se prepara a los alumnos para rendir diversos exámenes que certifican su conocimiento de la lengua. También hay clases especiales para periodistas, familias extranjeras que deben mudarse al país, y para quienes desean aprender lenguaje específico de medicina o alguna otra profesión. Pero en todas ellas se enseña lunfardo y expresiones que son parte del lenguaje cotidiano de los porteños: "tomarse un bondi", "andar a pata", "ser un ñoqui", "tirarse a dormir la siesta", "morfar".
Además, la escuela cuenta con un curso especialmente dedicado al chamuyo, donde un grupo reducido, de no más de siete u ocho personas, de las más diversas edades y nacionalidades, "se juntan todos los miércoles a parlotear". En general, son alumnos extranjeros que ya tienen la lengua incorporada, pero les divierte aprender sobre la cultura argentina. La mayoría está de paso y no piensa quedarse a vivir en Buenos Aires. Los temas que se conversan varían todas las semanas, y van desde el sexo hasta la educación y el trabajo.

Otros de los atractivos de la academia son las clases grupales de tango, en donde se baila y se aprende lenguaje específico sobre él; los días de cine, cuando se pasan películas en español y se trabaja sobre ellas, y los distintos paseos por la ciudad que dan los estudiantes para sumar "lenguaje callejero" e interactuar con los porteños.                          
Algunas de las expresiones más comunes y sus orígenes, que identifican a los porteños son:
  • Cana: cárcel. Proviene de canne: Bastón, por el bastón de los policías, era también el término utilizado por los rufianes franceses para nombrar al policía, pasó luego a ser cana como sinónimo de autoridad y, más tarde, cárcel.
  • Reculié: ida hacía atrás. De reculé: reculada.
  • A la marchanta: como venga, sin planes ni preparaciones, al azar.
  • A la bartola: sin esmero, como salga.
  • Al voleo: sin rumbo fijo, elección sin selección detenida, indiscriminada.
  • A la romana (derivado del equilibrio señalado por el "fiel" -aguja- de la libra o balanza romana) : por partes iguales.
  • A la guarda: al por mayor, en gran escala.
  • Al divino botón: sin motivo.
  • Al cuete (cohete): de balde, inútilmente.
  • A los ponchazos: en forma desordenada.
  • Al contado rabioso: en efectivo.
  • A la violeta: desocupado.
  • Al bardo: inútilmente, sin orden, sin razón.
  • De cotelete (observar como al mirar disimuladamente de costado, es decir no de frente no dando explícitamente la expresión ).
Procedentes del portugués.
  • Tamango: zapato. Viene de tamanco, que tiene el mismo significado.
  • Vichar: mirar de soslayo, espiar. De vigilar: Vigilar.
Procedentes del inglés.

Jai, jaife, jalaife: persona elegante, adinerada. Proviene de high life (alto nivel de vida).
Sharap: cállate. De shut up.
Bichicome: vagabundo. De beach-comber (el que recoge su alimento en la playa).

Procedentes del quechua: Pucho: resto de algo, colilla de cigarrillo. De puchu: lo que sobra.