Rafael
Gentili y Dhan Zunino Singh presentaron la historia cultural de la planificación,
construcción y experiencia de viaje subterráneo.
En el marco de la 39°
Feria del Libro de la Ciudad
de Buenos Aires, el Diputado Porteño Rafael Gentili (El Acento-Proyecto Sur) y
el Doctor en Historia Dhan Zunino Singh abordaron uno de los aspectos menos explorado de la historia de Buenos
Aires, como lo es la dimensión material y simbólica de la planificación,
construcción y experiencia de uso del Subte, en la presentación “La legislatura y los 100 años del
subterráneo porteño”.
Gentili, quien
integra la Comisión
de Tránsito y Transporte en la Legislatura Porteña , dio comienzo a la
presentación con una breve introducción al tema y luego Dhan Zunino Singh
relató la historia cultural del Subte de
Buenos Aires: “El Subte expresó las tensiones de la modernidad urbana. Por un
lado, el subte significó un transporte cómodo, rápido y seguro que reforzó la
idea de que las innovaciones científico-tecnológicas benefician a la vida
social en su totalidad –idea que renovó la confianza en el Progreso-, y realzó
el prestigio de la ciudad como metrópolis y a su vez el del país como joven
nación moderna. El Subte fue concebido por la Municipalidad en
1907 como una herramienta progresista al ser un servicio público que
garantizaba el acceso universal a través de una tarifa barata, de una red
extendida por toda la ciudad (100km y 9 líneas), para descongestionar el centro
pero también coadyuvar a la suburbanización”.
Luego, Zunino Singh
agregó: “Por otro lado, al igual que otros subtes del mundo, el de Buenos Aires
fue recibido con ambivalencia, con fascinación tanto como con extrañeza
(creyendo que viajar bajo tierra era una “chifladura”), ironía (comparándolo
con el mundo de los muertos), llegando a ser objeto de crítica al ser percibido
como herramienta de disciplinamiento en un mundo regido por la puntualidad;
junto a esto, el viaje subterráneo fue visto como mera traslación y el pasajero
como autómata”.
El
Doctor en Historia, antes de dar lugar al debate y a las preguntas de los
presentes, concluyó explicando que el Subte de Buenos Aires debe entenderse en
íntima relación con la calle y del modo en que fue percibida como un espacio
caótico. De allí se entiende la mirada positiva y hasta esperanzadora que
existió sobre el subterráneo a principios del siglo XX y el modo en que se lo
consideró una solución ideal para el tráfico porteño. Sin embargo, la historia
también muestra que hubo una revalorización de la vida callejera ante las
ambivalencias que generó el Subte. Más allá de las esperanzas o temores que el
subte provocaba, hubo experiencias surgidas del viaje cotidiano que dieron
cuenta de que este modo de transporte fue un espacio de sociabilidad, poniendo
en cuestión la idea predominante de la distancia social como característica de
las ciudades modernas y demostrando que la movilidad es una práctica social
densamente significativa, es decir, cultural.