Es uno de los puntos históricos más antiguos y tradicionales de la Ciudad de Buenos Aires, una visita "casi obligada" para los grupos de chicos de escuelas o para llevar a hijos, sobrinos, nietos. Y actualmente sufre una situación de desidia, desprotección e incertidumbre que hace peligrar su presente y, por ende, su futuro.
El Zoológico, un centro de aprendizaje, cuidado y concientización acerca de la vida animal en el globo, vive días tensos que, indefectiblemente, repercuten en el día a día interno. Tanto su infraestructura, su organización como, naturalmente, los profesionales y animales que allí viven, corren el serio riesgo de quedar abandonados a su suerte y seguir el camino típico de abandono que muchas instituciones han sufrido a través de la historia, hasta que alguien los rescate.
Todavía se esta a tiempo. Y eso se va a debatir en la Legislatura porteña la próxima semana.