El micrófono está encendido. En realidad, nunca se apagó.
El entusiasmo se mantiene vivo para escuchar a Gerardo, cuya historia de vida nos sigue atrapando con anécdotas, enseñanzas, sensaciones y estados de ánimo. Retomamos el capítulo en el que nos habíamos quedado. Todavía hay mucho por hablar.
El mediodía de sábado es reemplazado por la hora del almuerzo, pero la entrevista mantiene una dinámica demasiado entretenida como para darle un corte. De todos modos Gerardo amablemente nos ofrece aperitivos. Mientras, las palabras fluyen.
Gerardo y su peluquería son mundialmente famosos, y no es una exageración. Lo han entrevistado de medios japoneses, norteamericanos, británicos y, lógicamente, de medios locales. En poco más de dos meses se vio “invadido” por distintos canales, lo cual le generó una mezcla de orgullo y timidez.
“Me pone un poco tenso y a veces me da un poco de timidez. Hace una semana vino una familia de muy lejos y me hicieron firmarles autógrafos. Y yo me decía ‘¿quién soy yo para firmar autógrafos?’. Y a veces te pone un poco incómodo”.
Pero eso no opacará nunca su vocación de servicio: “Tenés que poner lo mejor”, afirma.
La comodidad del cliente es su principal ley. “Acá vienen, me dicen que DVD quieren ver, y yo lo pongo en la tele”, mientras señala una extensa fila de cajas que contienen piezas de historia musical de muy alto nivel. Literalmente, “grosos” del rock.
Naturalmente, sobresalen los Beatles. Pero también encontramos, entre otros, a los Rolling Stones. Es imposible no hacerle la pregunta sobre la banda amiga/rival que nació y creció a la par de los 4 de Liverpool: “Me encantan. Mi segunda banda preferida. Los Beatles y los Stones eran amiguísimos. Se creó una rivalidad por marketing de la época. Entre ellos se ayudaban, se avisaban cuando iba a salir cada disco”.
Cuando se le pregunta sobre el significado de los Beatles en su vida, su respuesta es más que elocuente: “Mi vida, mi corazón, una pasión. De los 11 años que empecé hasta los 53 no paré nunca, y hubo épocas que sufría porque no les daban bola. En los años ’80 estaban como fuera de moda. A mí me decían ‘estás escuchando música de viejos’…me ponía loco eso. Y ahora renacieron”
Y ese resurgimiento le deja en claro una cosa: “Mientras haya un nenito que los escuche, no van a morir nunca”
Los recuerdos siguen emergiendo con el paso de los minutos. Uno de los puntos más interesantes resulta ser el relato del momento que unificó a la peluquería y los Beatles.
“El proceso se produjo por un sueño…un sueño que tuve en que los Beatles venían acá, y parecía tan real que quedé shockeado… y agarré y saque todo lo que fuera fotos de peluquería normal, convencional y empapelé todo con Beatles. Hay ciertas fotos que son rarísimas que no las cambio pero las voy renovando cada rato”.
No obstante, Gerardo demuestra conocimiento pleno de su profesión, más allá de la razón de su popularidad. “Yo estudio la parte científica del pelo. Por ejemplo, porque viene la caída, que nunca le di bola en mi persona. Al 90% de las personas se le cae el pelo por la grasitud”.
Pregunta de mi hermana Andrea de por medio, Gerardo nos da una pequeña clase sobre secretos del rubro al marcar la diferencia entre la caspa y la seborrea: “La caspa es un hongo y la seborrea es un exceso de grasitud. Hay peluqueros que ven algo blanco y ya recomiendan anticaspa, pero hay un montón de enfermedades”. Entonces define que no es la caspa lo que puede provocar una caída, sino que la misma seborrea.
Mientras charlamos, su esposa comienza a hacer un corte, y en la televisión su querido Estudiantes de La Plata se enfrenta a Independiente en Avellaneda. En un cuarto contiguo, luce colgada una camiseta del club de sus amores. “Esa es de Verón”, señala, “pero mi mujer la lavó”, se queja con una sonrisa.
Amor puro por los colores rojo y blanco. Mis hermanos y yo sentimos un “plus” de comodidad: Nuestro equipo también viste esos mismos colores.
A Gerardo le ofrecieron irse a trabajar a otro lado, dada la distancia actual de la peluquería con otras zonas comercialmente más atractivas. Pero él es fiel a su locación actual.
“Acá, es mi lugar, es donde nació todo, me daría mucho dolor irme. En otro lugar tal vez tenga que tener un socio, y lo que siento acá es que solamente me domina mi esposa”, bromea. “Ella tiene el mando". Hay toda una historia de vida dentro de esas cuatro paredes empapeladas de música Beat.
“Para poder hacer lo mío me puse acá, me dijeron ‘no vas a durar ni un mes’, y hace 25 años que estoy”. Su orgullo es justificado. Su patrimonio más enriquecedor es la devolución de sus clientes.
“En realidad vos haces un corte, gusta, y te viene una persona que vio un corte o un peinado o un color, y se vienen de cualquier lado. Dicen que el peluquero es como el dentista: Es difícil encontrar algo que los satisfaga. Lo que me dice la gente es ‘es la primera vez que no me aburro en una peluquería’”.
En el transcurso de la charla, Gerardo tuvo que ponerse de pie para abrir la puerta en varias ocasiones. Sus clientes le dan vida a la tarde de sábado, y los comentarios favorables a la persona y la labor de nuestro entrevistado salen sin siquiera consultar. Una alegría contar con tales manifestaciones espontáneas de cariño y respeto.
El reconocimiento llega solo. Admite que le ofrecieron “salir en un libro con 25 personajes de Buenos Aires, entre ellos Troilo y Charly García”.
Cuenta que cuando le consultó al periodista a cargo de tal proyecto el porqué de su presencia en ese libro, la respuesta fue una caricia al corazón: ‘Lo tuyo es único y hermoso, este lugar es mágico’.
“Eso me conformó”, expresa, pero también trasluce en su relato una percepción relativamente crítica a su local: “Porque yo siento que cuando vinieron de la BBC, de Japón, ustedes mismos, que no les estoy ofreciendo lo mejor porque es un lugar muy humilde. Y no hay lujos”. La humildad a flor de piel. Eso lo destaca aún más.
Fotos con famosos |
Inmediatamente esa reflexión deja paso a la consulta sobre si alguna vez conoció y/o le gustaría conocer a los otros 3 peluqueros Beatle en el mundo.
Salvo el contacto con Barry Hayden – tal vez el más sobresaliente de este selecto grupo por ser dueño y quien corta el pelo en la mismísima peluquería mencionada en la canción ‘Penny Lane’ de 1967 –, con quien se contacta vía Facebook, no conoce a los otros dos, Libby Minero de Crystal Lake (Illinois) y Junichiro Tsujimoto de Tokio.
“Sería un honor conocerlo (A Barry), es el que creó esto, somos 4 peluqueros, como los Beatles, 4 en el mundo, pero yo pienso debe haber millones, o no, que se dedican a esto”.
La peluquería está en movimiento. Gerardo debe atender a una cliente, una mujer mayor que, sin necesidad de arreglar su canoso pelo al mejor estilo cabellera de los sesenta, también se divierte escuchando las palabras de quien, en estos momentos, comienza a trabajar sobre su cabeza.
El micrófono sigue abierto y Gerardo comparte sus sueños: “Conocer a Paul, Ringo y a Liverpool”
Algo que soñamos todos los que seamos fanáticos de los Beatles.
Gerardo marca los tips más importantes para tener en cuenta para trabajar y ser feliz en la profesión: “Primero tenés que tener amor por lo que haces y segundo que el cliente se sienta un rey. No concibo que vayas a un negocio y que te traten mal. Te tratan a veces como si te hicieran un favor”. Su valioso consejo se aplica a muchos otros rubros.
La entrevista se acerca a su final, pero antes, el entrevistado deja su enseñanza para los futuros peluqueros: “Te tiene que gustar, y es práctica”. Con su ejemplo de por medio, al recordar que practicó con su mama y su abuela, remarca que el camino no es imposible ni muy complicado de recorrer.
“Que no bajen los brazos, ahora es mucho más fácil, no se hacen los peinados que hacíamos nosotros, que tengan pasión por lo que hacen, que les va a llegar el momento”. El aliento de un profesional sin pedestal, para sus futuros colegas, hoy anónimos.
El micrófono se apaga, pero la emoción no se diluye. La entrevista que recién acaba de concluir nos deja enseñanzas que tal vez cueste expresar con inmediatez y sencillez. No se puede ocultar la sonrisa al observar a nuestro alrededor mientras comenzamos a guardar nuestro material y tomamos los abrigos.
Las fotos del cierre nos encuentran a Gerardo, mis hermanos y a mí frente al mural que pintó el artista armenio Gagik "Gago" Isahakyan, (Link a Sitio web) un homenaje artístico que impacta por la perfección del sentimiento puro, en este caso, hacia los Beatles y a John Lennon, en particular.
En la televisión, los Beatles fueron temporalmente reemplazados por Estudiantes de la Plata que le hace fuerza a Independiente y le roba un empate. Lennon, fiel reflejo de su padre, lo acompaña en el amor pincha, y observa fijamente lo que acontece, informando a Gerardo de lo más importante.
Una bella imagen, una más, que nos llevamos desde la peluquería Beatle.
Antes de partir, Andrea, una clienta que en ese momento confiaba su cabello a Graciela remarca: “Lo que hace Gerardo es único, él es único”.
Simple y elocuente.
Lo que Gerardo comparte con el mundo es la pasión que sienten otros cientos de miles de millones de personas. No obstante, la manera de expresión de Gerardo es un arte en sí misma, y se potencia cuando, y tal como lo destacan personajes barriales, famosos y no famosos, le imprime amor, compromiso y conocimiento puro. Entonces sus pasiones se nutren y complementan. Y el resultado es esto que conocimos: Un mundo mágico y misterioso, un espacio donde se puede volver en el tiempo, regresar, y salir maravillado… ¡y muy bien peinado!
Este lugar está en la Capital Federal, y engalana uno de nuestros barrios. Orgullo porteño.
Una humilde confesión personal: Mientras cierro esta maravillosa crónica, sentado en mi escritorio, una canción especial suena de fondo: “Real Love”, aquella versión casera de John Lennon, traída a la década del ’90 para que sus ex compañeros le agreguen su impronta vocal e instrumental, la cual embellece uno de los discos de la impresionante “Antología”. Casualidad o no, no hay mejor conclusión a mis palabras. Gracias por leer y compartir conmigo este nuevo mundo que descubrimos juntos, gracias al aporte y colaboración de mis hermanos Andrea y Marcelo. Hasta la próxima.