Palabras del diputado porteño por el PRO, Martín Ocampo
Desde nuestro espacio del PRO entendemos que reemplazar el actual sistema de de boletas partidarias por el de boleta única, se hace cada vez mas imperioso.
De acuerdo con la legislación vigente, la responsabilidad del diseño, la impresión, la distribución y la fiscalización de las boletas recae sobre los partidos. Este sistema de votación de boletas partidarias exige que los partidos cuenten con una importante estructura de recursos humanos para poder garantizarse la distribución y la efectiva disponibilidad de sus boletas en todas las mesas de votación durante todo el escrutinio.
Los problemas que mas se manifiestan son que no todos los partidos tienen acceso a recursos de esa magnitud, algunos partidos cuentan con una estructura propia que les permite fiscalizar y otros reclutan fiscales a cambio de alguna contraprestación, pero existen también un conjunto de partidos que no logra cubrir esta necesidad. Por esta razón, el sistema vigente pone a los partidos en situaciones de competencia desigual e interfiere con la plena vigencia del derecho a elegir y ser elegido.
Efectivamente, no todos los partidos disponen de recursos suficientes para asegurar que sus boletas estén disponibles en todas las mesas, por lo que tampoco a los ciudadanos se les puede garantizar que al entrar en el cuarto oscuro encontrarán la oferta electoral completa.
La adopción del sistema de votación de boleta única permitiría solucionar todos estos inconvenientes. Este sistema implica que el Estado pasa a ser el responsable de diseñar, imprimir y distribuir las boletas; que el elector recibe toda la oferta electoral y que las boletas sólo estarían disponibles en los lugares de votación. Se solucionaría entonces el problema de las asimetrías en las capacidades para distribuir y fiscalizar entre los distintos partidos, permitiéndole a los minoritarios afrontar una elección en igualdad de condiciones con los mayoritarios. Adonde lleguen las urnas llegaría también la oferta electoral completa. Además, desaparecerían los incentivos para maniobras como el robo y la falsificación de boletas, a la vez que se dificultaría el “voto cadena”.
Las garantías que ofrece el sistema de boleta única serían de extrema utilidad para un adecuado funcionamiento de las elecciones primarias, en el marco de las cuales el desafío de distribuir las boletas y fiscalizar se exacerba.
Además, la boleta única fortalecería a los liderazgos partidarios al emanciparlos de la necesidad de mantener o hacerse de enormes estructuras para distribución y fiscalización, reduciendo así el poder de chantaje y coerción de las estructuras locales. Al combinarse con la prohibición de inscribir “listas espejo” y “colectoras”, la boleta única mejoraría la capacidad de los partidos para estructurar la oferta electoral.