26 de octubre de 2017

Pasa y llevate un libro: la biblioteca al paso de Parque Chas

Diego Adrián Fernandez - 26 de octubre de 2017

Nota: Santiago Arguto

En Praga el 1300, entre Moscú y Belgrado (a la altura del 5300 de Avenida de Los Incas), el barrio del laberinto presenta una pequeña postal diferente, original y muy atractiva: la biblioteca libre donde cualquier vecino puede llevarse un libro y dejar otro.


Es la segunda que se pone en funcionamiento: la otra está en Gándara entre Bauness y Bucarelli y se puso hace un año.

El proyecto fue ideado, entre otros, por un licenciado en letras de la zona, que pasó el verano pasado en Brasil y trajo la idea, fascinado al ver las bibliotecas en distintas plazas. Tal como funciona en el país vecino, en Parque Chas se usó una vieja heladera –en este caso marca Siam color rojo- para guardar los libros. Se la bautizó como “Biblioteca libre de Praga”, por el pasaje en donde está situada.

La heladera en cuestión había sido hallada abandonada en la avenida Triunvirato, aunque tuvieron que nivelarla para poder utilizarla para este fin. En la parte de arriba de la heladera hay libros para adultos y en la de abajo, para niños.

Y sobre la puerta de la particular biblioteca se puede leer el siguiente texto: “Un hábito curioso de la domesticidad porteña es el de abrir mecánicamente la heladera en la esperanza de descubrir que el objeto de nuestro antojo haya aparecido espontáneamente donde hasta hace cinco minutos no había más que repollitos y caldos a medio usar. Tal es una prueba de nuestra fe colectiva en la magia. Hoy el gesto se repite, con algunas variaciones cruciales: la heladera está en la calle, no tiene motor ni corriente eléctrica que la sustente, y en su interior hay libros. No se desanime: nuestra heladera Siam roja, reacondicionada como “Biblioteca libre de Praga”, sabrá responder con diligencia y cariño de abuela a su apetito esporádico: bocaditos narrativos, broquetas de versos, sandwiches históricos, picadas biográficas y otros tentempiés, todos ellos bien preservados gracias a la frescura de nuestros vecinos. Buen provecho”.



Una propuesta solidaria, comunitaria y original que le da un color diferente a este sector del barrio.

¡A leer!