Manuel
Ludueña es vecino del barrio de Chacarita, arquitecto de profesión,
especializado en planeamiento urbano y regional. “Los nuevos códigos planteados
no responden a las cuestiones de los vecinos”, aseveró, en referencia a los
proyectos de actualización del Código Urbanístico y de Edificación que fueron
aprobados en primera lectura por la Legislatura de la Ciudad.
Manuel
Ludueña fue consejero del Plan Urbano Ambiental en 1999 y el 2007, año en que
se presentó y se aprobó la ley 2930/08 que fijó el Plan Urbano Ambiental (PUA) de
la Ciudad que rige hasta la actualidad.
Ese proyecto
surgió como mandato de la Constitución de la Ciudad sancionada en 1996, proceso
del cual Ludueña fue parte, como integrante del colectivo “Foro Vecinal”.
Actualmente
es docente de la UBA en la Facultad de Ingeniería, en las maestrías de
ingeniería sanitaria y tecnologías urbanas sostenibles, y es integrante de la
organización “Salvemos al Barrio”, que nuclea principalmente a vecinos de
Agronomía y Villa Pueyrredón, para debatir cuestiones urbanísticas.
“La
Constitución plantea la necesidad de una participación permanente. Los Códigos
fueron totalmente escritos por el Ejecutivo. Ahora cada vez que se piensa en
construir un gran edificio, hay pedidos de los vecinos para que no se hagan
porque saben que pueden colapsar los servicios.”, destacó el entrevistado,
quien se muestra crítico respecto a los proyectos que impulsa el Poder
Ejecutivo local.
Ludueña reconoce
que hay que cambiar los códigos actuales, pero plantea muchas críticas sobre
los cambios propuestos, en particular ante la falta de participación ciudadana
a través de las comunas.
“No se cumple que los Consejos Consultivos opinen
acerca del código. No se los tiene en cuenta. Según la Ley de Comunas, esto
debería ser concurrente con lo que hace el Ejecutivo. Vimos que los nuevos códigos
planteados no responden a las cuestiones de los vecinos. Se hace una
participación bastante pobre, sumado a que muchos vecinos no están capacitados
para opinar al respecto. Después se lo toma como que los vecinos opinaron y que
por lo tanto, se estaría cumpliendo con la Ley y la Constitución”.
“Salvemos al Barrio” fue una de las organizaciones sociales y políticas que el 10 de abril, en el
marco del debate por el anteproyecto de ley, presentaron en el Salón Montevideo
de la Legislatura porteña una serie de propuestas de 12 puntos para poder
implementar un proyecto urbano, ambiental, vecinal y participativo en la Ciudad
de Buenos Aires.
Ese documento
cuestionaba las propuestas presentadas por el gobierno porteño por favorecer,
según se argumentó en su momento, la especulación inmobiliaria y perjudicar al
ambiente y la calidad de vida de los porteños. Por ello, elaboraron la
siguiente serie de puntos para intentar implementar:
(*)
- Duplicar los espacios verdes públicos recreativos e interactivos de la ciudad.
- Mejorar sustancialmente el estado de las veredas y la red peatonal.
- Adecuar los servicios de infraestructura a las necesidades poblacionales y edilicias.
- Asegurar un entorno urbano ambientalmente saludable.
- Preservar el paisaje y el patrimonio urbano ambiental barrial.
- Implementar un sistema efectivo de regulación y control de nuevas construcciones y ampliaciones físicamente seguras y accesibles.
- Mejorar la complementariedad y transversalidad del sistema de transporte público interno de la ciudad y articular el transporte privado en automóvil hasta la CABA con el transporte público interno.
- Implementar un sistema efectivo de construcción y mantenimiento del equipamiento educativo, sanitario, recreativo, deportivo y cultural.
- Aumentar el acceso a la propiedad de la vivienda y regular los alquileres.
- Reciclar los residuos urbanos.
- Reurbanizar las villas.
- Incorporar la participación ciudadana directa en los temas urbano ambientales.
La historia
de “Salvemos al Barrio” inicia en agosto de 2016, integrado por vecinos de
Agronomía y Villa Pueyrredón. Posteriormente se fueron sumando personas de
otros barrios.
“En un
sentido amplio, la gente opinaba respecto de estas cuestiones. Conformamos doce
puntos. La mayoría no están en el código urbanístico, allí en particular no
está el tema de espacio público, tampoco el de accesibilidad ni participación,
que debería ser central; eso no está planteado en el código Urbanístico ni en
el de Edificación, lo único que se dice allí es que se los va a actualizar cada
cinco años. Buscamos que esto se tenga en cuenta en la Legislatura, vía una
mesa de trabajo”, sintetizó.
El proyecto del
Poder Ejecutivo fue finalmente aprobado, y deberá someterse a la instancia de
Audiencia Pública, antes de volver al recinto.
“El código
actual es desastroso y nadie se opone a que se modifique, pero lo que se
presentó es peor aún”, comentó Ludueña.
Respecto a la
comuna 15, de la cual Chacarita forma parte, el arquitecto contó que en la zona
de la Isla de La Paternal (**) suenan
hace muchos años los rumores de un negociado inmobiliario y construcción de torres.
Rumores que
se extienden a otras zonas de la Ciudad cada vez que se conoce un proyecto de
venga o concesión.
“El ejecutivo
pretende aumentar alturas en muchos barrios, en donde hay a veces planta baja y
un piso construidos solamente. Esto puede ser preocupante en zonas con baja densidad,
como puede ser Agronomía. Para los
vecinos sería desfigurar el barrio. Dibujan una falsa esteticidad en los
barrios”, aseguró respecto a la gran cantidad de obras edilicias que invaden la Ciudad.
También contó
que a fines del año pasado se concretó una reunión de inmobiliarias,
constructores, desarrolladores y proyectistas.
“Se
preguntaron ellos mismos que pasa con la infraestructura. El ejecutivo insiste
con que hay estudios pero nadie los vio. Todos sabemos las anomalías que
existen, como cortes de luz, falta de agua, problemas en desagües cloacales. Se
plantea construir para duplicar la población en la Ciudad que actualmente es de
3 millones de personas y eso sería imposible. Se quiere generar expectativa
sobre el precio de la tierra. Si se generan más empleos en el área central, la
descentralización no se va a hacer en la ciudad, aumentaría el tráfico y se
perderían horas hombre para los que vienen desde el conurbano.”
“Creemos que eso es nefasto, no es una
política de integración, es meramente inmobiliaria”, alertó Ludueña.
“En esta
época el paradigma es el de la sostenibilidad: atender de forma integrada y
conjunta la cuestión social, ambiental y económica. Lo que se plantea es
absolutamente rechazable y negativo. Parece que la sostenibilidad fuera
voluntaria, cuando existen inundaciones, colapso de servicios. La zona
industrial de Barracas y La Boca se plantea que sea destinada a servicios y
turismo, eso desindustrializa y generaría pérdidas de empleos. Se quieren
priorizar cuestiones que favorecen al área central y que deberá pagar la ciudad
entera y en parte el resto del país, con el endeudamiento. Creo que lo que está planteado es el anticódigo, no hay forma de poder
describirlo”, concluyó.
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Salvemos al Barrio
(*)Aparte de “Salvemos al Barrio”, adhirieron a estas iniciativas: Movimiento Comunero, Buenos Aires Sostenible, Red Cultural Comuna Goyeneche, Encuentro en Defensa del Espacio Público, Colegiales Participa y Decide, Vecinos por las Casas Bajas, Vecinos por la Ecología, La Boca Resiste y Propone, Fundación Rumbos, Encuentros por el Derecho a Conocer, La Paternal un Barrio, La Cámpora Comunas 12 y 15, Asociación Civil Cultura Abasto, VecinosXRoccataglista, Observatorio de Patrimonio y Políticas Urbanas, Observatorio del Derecho a la Ciudad, RCC – Red de Construcción Ciudadana.
(**)"La
Isla", espacio delimitado por las vías de los ferrocarriles San Martín y
Urquiza, por el Cementerio de Chacarita y por el parque de la Facultad de
Agronomía y Veterinaria.
Agradecemos a Voces de la Comuna 15 por compartir el material de la entrevista.