La aventura subterránea por la
Ciudad de Buenos Aires nos deposita una vez más debajo de la Avenida de Mayo,
el punto de encuentro de tres colores que adornan las paredes de los túneles y
que nos cuentan su historia.
Desde ese punto, ya nos
sumergimos en las profundidades con tinte celeste y verde.
El quinto viaje de
esta aventura se torna violeta. Bajamos las escaleras, y comenzamos a recorrer
la línea E.
Un poco de historia
La línea E conecta al centro
porteño con la zona sur de la Ciudad, aunque no llega al extremo (como ninguna
otra línea) que limite con la Provincia. Su inauguración fue el 20 de Junio de
1944, en plena “fiebre subterránea”, cuando Buenos Aires vio nacer en pocos
años casi todos sus actuales recorridos.
Más allá que una de las cabeceras
está en pleno centro político de la Ciudad, no fue desde allí donde se comenzó
a construir este quinto recorrido. El
primer tramo que se inauguró, corto por cierto, unía Constitución con la actual
estación Urquiza (Urquiza y Avenida San Juan)
Mapa de las líneas de subte en la década de 1950 (Los colores están invertidos) |
Recién 22 años después, en 1966, la línea se extendió hacia ambos lados:
Desde Plaza de Mayo hasta Avenida La Plata. Como dato curioso, podemos
encontrar que, al igual que la línea A, la E tiene una “estación fantasma”. Con
la ampliación hacia Plaza de Mayo, se tuvo que modificar levemente el recorrido.
Entonces, la estación “San José” (En
Constitución) tuvo que rehacerse, quedando una “vieja San José”,
abandonada. Hoy en día se usa como taller, y sus viejos murales permanecen
escondidos y olvidados, lejos de la vista del público. Una lástima.
Hubo tres ampliaciones más. En 1973, llegó hasta Moreno, luego en
1985 hasta Varela y, finalmente, la última tuvo lugar en 1986, cuando alcanzó
su actual cabecera sur, Plaza de los Virreyes.
De este modo, se alcanzó una
extensión de 9,6 kilómetros divididos en
15 estaciones. La traza aumentará su
longitud con la inauguración de tres nuevas estaciones, que llegarán hasta
Retiro. Las obras están a cargo del Gobierno Nacional, no de la Ciudad. Asimismo,
con el proyecto que la Legislatura porteña aprobó para la construcción de una
terminal de micros nueva en la zona sur de la Ciudad, la línea E llegaría hasta
la Avenida Lacarra, en Villa Soldati, aunque eso todavía no esta confirmado.
La quinta línea de subtes atraviesa los barrios de Montserrat, Constitución,
San Cristóbal, Boedo, Parque Chacabuco y Flores.
El tributo violeta
Bolívar
La primera estación que parte
desde el centro, ubicada debajo del cruce entre Bolívar e Hipólito Yrigoyen,
conecta con la A y la D. Como se menciono anteriormente, la construcción de la
quinta línea de subtes no empezó aquí, sino que llegaba hasta Constitución.
Su nombre recuerda a Simon
Bolivar (1783 – 1830), fundador de la Gran Colombia, república que existió
entre 1821 y 1831 y que nucleó a los actuales territorios de Colombia, Ecuador,
Panamá y Venezuela. Es considerado, junto a su gran colega Argentino Don José
de San Martin, el gran liberador y formador del continente sudamericano, no
solo por su influencia militar, sino por sus ideas y posturas políticas y
sociales.
Belgrano
Debajo de la intersección de la
Avenida Julio Roca (Conocida popularmente como Diagonal Sur) y la avenida homónima,
la cual recuerda, sencillamente, a una de las más importantes figuras de la
independencia, un intelectual devenido en militar, pensador de una república,
que nunca logro ver, dada su temprana muerte, en 1820. Es recordado, mas que
nada, por ser el creador de la bandera nacional, aunque su influencia excedió a
ese hito de la historia.
(Para saber más de la vida y obra de Belgrano, pueden ingresar a "La historia en nuestras manos, Parte III")
(Para saber más de la vida y obra de Belgrano, pueden ingresar a "La historia en nuestras manos, Parte III")
Independencia
Repite tanto el nombre de la
avenida que cruza con la calle Lima (Una de las laterales de la Avenida 9 de
Julio), como el de la estación de la línea C, que une a Retiro y Constitución.
San José
Esta estación dentro de la traza
de la línea E tiene una particularidad: Sus dos andenes no se enfrentan. Esto
sucede porque entre ambas se esconde la “estación fantasma”.
Es el viejo andén de la estación
que fue construida cuando la línea unía a Constitución y Boedo, tras su
inauguración, en 1944. Tras la modificación de la traza, que se desvió para
llegar a Plaza de Mayo, parte de esta estación quedó sin uso para el público,
siendo hoy en día un taller y depósito (Lo mismo sucede con la estación
Constitución).
Aparentemente, hay bellos murales
con paisajes argentinos, que tristemente son invisibles para los ojos del
público. Su nombre proviene de la calle homónima, en su cruce con la Avenida
San Juan.
Entre Ríos/Rodolfo Walsh
La estación se encuentra debajo
del cruce de las avenidas San Juan y Entre Ríos, repitiendo el nombre de la
provincia de la Mesopotamia, a la cual se le sumó, en el 2013 y tras la
aprobación de la Legislatura Porteña, el nombre de Rodolfo Walsh.
Walsh fue un periodista
Argentino, oriundo de Río Negro (1927), reconocido por sus novelas “Operación
Masacre” y “¿Quién mató a Rosendo?”, testimonios novelescos de la violencia del
estado en distintos momentos de turbulencia política/social en el país.
Cuando
militaba en Montoneros, en el año 1977, fue secuestrado y desaparecido por la
dictadura militar que gobernó Argentina entre 1976 y 1983.
Pichincha
Como sucede con la gran mayoría
de las estaciones de todas las líneas subterráneas, el nombre de la estación
recibe la misma denominación que la calle que cruza la principal vía por donde
se extiende la línea.
En este caso, Pichincha recuerda a una de las batallas
por la independencia que las fuerzas regionales comandadas por Antonio José
Sucre (1795 – 1830) contra los realistas (Españoles). El triunfo del ejército
independentista condujo inexorablemente a la liberación de Quito y sus
provincias, la futura República del Ecuador.
Jujuy
La avenida que cruza a San Juan
en la superficie le dio el nombre a esta estación: El recuerdo eterno a la provincia
norteña. Este punto hace combinación con la estación Humberto I de la nueva
línea H.
General Urquiza
Urquiza fue gobernador de su
provincia en 4 periodos diferentes, en medio de una situación social y política
muy convulsionada (1842 a 1870). Tras las guerras independentistas, el país
naciente vio como se quebraba constantemente la paz con los enfrentamientos que,
mayormente, separó a la provincia de Buenos Aires, reacia a compartir sus
recursos económicos, del resto del territorio.
Esto se acentuó durante las
presidencias de Juan Manuel de Rosas, con quien Urquiza tuvo acercamientos
temporales, y de quien definitivamente se distanció, en el marco de la guerra
con el Imperio del Brasil. Justamente, con tal de enfrentar a Rosas, Urquiza
apoyó al país vecino y a las fuerzas orientales.
El 3 de Febrero de 1852 chocaron
en Caseros las fuerzas de ambos mandatarios, que acumulaban aproximadamente 25
mil almas cada una. Esta batalla es recordada por marcar el fin del rosismo. El
triunfo del ejército del interior mandó al exilio al gobernador de Buenos
Aires, quien fallecería en Inglaterra. Posteriormente, Buenos Aires se levantó
contra la autoridad del caudillo entrerriano, lo que generó que se constituyera
la Confederación Argentina, pero con Paraná como capital provisoria. En ese
marco, se sancionó el 1º de Mayo de 1853 la Constitución Nacional.
Esta situación enfrentó otras
veces más a Urquiza con Buenos Aires, como sucedió en la Batalla de Cepeda
(1859), y alimentó la aparición de figuras diversas que rechazaran el poder
adquirido por el entrerriano, como por ejemplo Bartolomé Mitre y Domingo
Sarmiento.
Incluso, tras una especie de
“perdón” que Urquiza le regaló a Buenos Aires a partir del llamado Pacto de San
José de Flores, se ganó el disgusto de quienes habían peleado a su lado, como
Ricardo López Jordán, uno de los jefes de sus fuerzas. Ello se acentuó con la
derrota en la batalla de Pavón (1861), otro de los encontronazos militarizados
del interior contra Buenos Aires, y con la intención de Urquiza de sumarse a
Mitre (su rival porteño) en la batalla contra el Paraguay.
Justamente López Jordan es
señalado por la historia como el posible autor intelectual del brutal ataque
que Justo José de Urquiza recibió en su hogar, el famoso Palacio de San José,
el 11 de Abril de 1870, lo que acabó con su vida.
Palacio San José |
El Subte lo recuerda con su
estación en el barrio de San Cristóbal, una de las razones para que, justo en
el barrio que también lleva su nombre (Villa Urquiza) se bautiza a una estación
de la línea B como Juan Manuel de Rosas, uno de sus principales rivales
políticos.
Boedo
La estación, inaugurada recién en
1966, toma el nombre del barrio y la avenida, que recuerdan a Mariano Boedo
(1782 – 1819), un revolucionario de 1810 que formó parte del Congreso de
Tucumán que sancionó la independencia, como diputado en representación de la
provincia de Salta.
Avenida La Plata
Estación de andén central y que,
tal y como sucede con la avenida que ejerce como límite entre Caballito y
Balvanera/Boedo y que llega hasta Nueva Pompeya, recuerda a la Capital de la
Provincia de Buenos Aires, la Ciudad de La Plata.
José María Moreno
Pasaron 7 años para que se
inaugurara otra estación en la Línea E. En 1973 se abrió al pasajero los
andenes de José María Moreno, bajo la intersección de la avenida homónima y
Directorio.
Viejo cartel luminoso |
El personaje que es recordado en
la estación fue un político y abogado argentino, sobrino del ilustre Mariano
Moreno, cuya mayor participación en el poder la alcanzó como Vicegobernador de
Buenos Aires (1878 a 1880) y apenas dos semanas como gobernador, tras la
renuncia de Carlos Tejedor.
Emilio Mitre
Entre el año 1985 y 1986 se
finalizó el recorrido actual de la línea E. La estación Emilio Mitre, debajo
del Parque Chacabuco, fue la primera de las últimas cuatro incorporaciones a la
traza violeta.
La estación recuerda a quien
fuera hijo de Bartolomé Mitre, y no al hermano del ex presidente, quien se
desempeñara como militar. El joven Emilio Mitre al que la calle y, por ende la
estación, recuerda, nació en 1853 y falleció en 1909. Su aporte se repartió
entre su profesión de ingeniero (Fue inspector de la creciente red de
telégrafos), como periodista en el diario La Nación (Que justamente dirigía su
padre) y como militar en las revueltas sociales de 1880 a 1893.
Medalla Milagrosa
La estación recibe el nombre por
su cercanía a la Iglesia y Colegio Parroquial Medalla Milagrosa, ubicada en la
Avenida Curapaligüe al 1185, frente al Parque Chacabuco. Esa imponente Iglesia
se inauguró en 1937, aunque su piedra fundamental se había colocado 7 años antes,
el 27 de noviembre de 1830.
En su momento se la pensó para ser el templo más
grande de la ciudad, pero como ninguno puede superar en tamaño a la Catedral
Metropolitana (Ubicada frente a la Plaza de Mayo), se la redujo a su estructura
actual. Su status de Iglesia se elevó a Parroquia en 1942. La imagen de la
Virgen en el altar mayor se trajo especialmente desde París, Francia.
Varela
Felipe Varela (1821 – 1870) fue
un estanciero y militar Argentino, oriundo de Catamarca, que se mostró
ferviente opositor, tanto al unitarismo porteño – alineado con los ideales
federalistas del interior – como a la guerra contra el Paraguay, siendo el
rechazo a este último acontecimiento el que le dio mas relevancia a su figura.
Moriría enfermo en el exilio,
específicamente en Chile, desde donde serían repatriados sus restos y elevado
post-mortem su grado de Coronel a General, en el 2012.
Plaza de los Virreyes
La última estación del trazado de
la Línea E se ubica debajo de la Plaza Tupác Amaru, ex Plaza de Los Virreyes,
en el barrio de Flores. Fue inaugurada en mayo de 1966. En este punto se puede
combinar con el Premetro, que une al sistema subterráneo con el sur porteño, en
Villa Riachuelo, y que repasaremos oportunamente.
El nombre de esta estación cambiará
prontamente, dado que durante la última sesión legislativa del 2014, la cámara
de diputados sancionó el reemplazo de su denominación actual por el de Eva
Perón. De todos modos, audiencia pública mediante, este cambio recién podrá
hacerse efectivo en algún momento del 2015. (Ver nota)
Esta pequeña plaza donde
encontramos la boca del subte decora en formato rotonda la intersección de las
avenidas Lafuente y Eva Perón, bajo la Autopista 25 de Mayo. Originalmente ese
espacio, creado en 1978 – aunque había sido proyectado más de 20 años antes –
se iba a llamar Plaza Armenia. Finalmente, el entonces intendente de Buenos
Aires, Osvaldo Cacciatore le impuso el nombre Plaza de los Virreyes. En 2011, la
Legislatura de la Ciudad aprobó el cambio de denominación, en recuerdo del
líder y caudillo indígena (1738 – 1781) quien se levantó con el poderío español
mucho antes de los conocidos levantamientos revolucionarios de 1810.
Con la terminación de la línea E
(En 1986 se abrieron las últimas cuatro hacia el sur), la Ciudad de Buenos
Aires ingresó a un largo periodo de quietud, en lo que refiere a obras en los
subterráneos, y más allá de algunas mejoras circunstanciales, no hubo progresos
mayúsculos ni extensiones, hasta que a finales de los ’90 se reactivó el proyecto
de las nuevas líneas, que avanzó lentamente en la apertura de la, todavía
incompleta, línea H, cuyos homenajes en sus estaciones contaremos en la próxima
entrega.
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